Mi primer viaje a Indonesia. Bali
Nunca había prestado atención a Asia en general y menos hacer un viaje a Indonesia, porque no cabía en mi cabeza que yo fuera a embarcarme en un vuelo de tantas horas, pero lo hice y con esto no rompí un mito, rompí una barrera personal que, por algún miedo, me había impuesto.
Y así llegué a Bali, tras tres vuelos sola y 20 horas.
Yo, desde mi ignorancia, asociaba Bali a playas paradisíacas, viajes de novios e Instagram, demasiado Instagram, pero cuando llegué y la empecé a recorrer fue cuando, aquí sí, se me rompió el mito.
Mi primer viaje a Asia, imagínate el choque cultural, pero más impacto causó en mí ver, que todo lo que yo pensaba y me había imaginado, nada tenía que ver con la realidad de esta maravillosa isla.
Lo que me encontré sin esperarlo.
Naturaleza en estado puro, mucho verde (color que no esperaba ver tanto), pero no cualquier verde, un verde intenso. Mucho azul, pero no cualquier azul tampoco, el azul del mar, el azul del cielo, el azul de la noche, muchos azules…y por supuesto los mil colores del atardecer, así que después de esta toma de contacto, ahora lo primero que me viene a la cabeza cuando oigo Bali, no son playas paradisíacas ni lunas de miel, es naturaleza en estado puro y son colores que no había visto antes, esto último a lo mejor parece una tontería, pero para mí no lo fue, seguramente fue el comienzo de mi proceso, en el que aún sigo inmersa.
Arriesgué un poquito y salí del camino.
Por supuesto que hay playas y seguro que muchos viajes de novios y bodas balinesas de occidentales que van a casarse por este rito, pero si alguien ahora me preguntara por esta isla, le diría que la recorriera todo lo que pudiera y más, porque a pesar de ser pequeña, es tan variada y diferente dependiendo si estás en el norte o en el sur, en el este o en el oeste y te sorprende con la variedad tan grande de posibilidades que pone a tu alcance, acantilados, templos, arrozales, playas, cascadas y si ya, además de recorrerla, interactúas con la gente local, el viaje es perfecto para realmente conocer su cultura y manera de vivir.
Y así, sin más, ese mismo año también viajé a Japón, esta vez con un grupo de amigas, y mi miedo a volar no sé si desapareció o es que el viaje ya hizo que volar solo fuera un trámite. ¡Me sentía imparable!
Algo me hizo repetir y volver a Indonesia.
Ya tenía el gusanillo de Indonesia y por eso repetí y continué rompiendo mitos, sobre todo porque mi segundo viaje al país, concretamente a la isla de Sulawesi, no lo hice como una simple turista, sino como una persona que viaja para conocer, no sólo para ver.
Indonesia no es solo Bali.
Después de haber estado el año anterior en Bali y haberme hecho otra idea de lo que podía ser Indonesia, descubrí el Sur de Sulawesi con otra cultura y forma de vivir totalmente diferente a la de Bali. Y una vez más se volvió a romper un mito o una idea preconcebida que mi cabeza había construido.
En esta isla la gente se sorprende al ver occidentales, llamamos su atención. Y yo pensaba, ¿pero cómo pueden ser estas reacciones?. Aunque me quedé con las ganas de saber el por qué y es algo que averiguaré cuando vuelva. Ahora entiendo que las inquietudes y el interés por acercarse a nosotros, es el mismo que nosotros teníamos sobre sus costumbres y maneras de vivir.
Tana Toraja Ramang-Ramang Mercado en Rantepao
Cuestiónate el origen de tus mitos.
Cada uno normalizamos lo nuestro y a lo que estamos acostumbrados, muchas veces hasta pensamos que “lo nuestro” es “lo normal” y, sobre todo, lo “que tiene que ser”, ahora hablo en general en todos los niveles de la vida, pero cuando viajas, te pasan cosas y tienes vivencias, te das cuenta de que no es así, de que la vida va mucho más allá de lo que tú piensas o crees y es entonces cuando se te siguen rompiendo mitos… abres la mente y ¡¡¡creces!!!.
¿Y a ti? ¿Qué mitos o pensamientos te frenan para viajar bien lejos? ¿Quieres romperlos?
Si algo de lo que has leído ha resonado dentro de tí no dudes en comentarlo, seguro que no es tan raro como te parece. 🙂